Viniste a mí por influencia
siendo muy bueno al principio,
mas con el tiempo mi conciencia
fue sometida a tu edicto.
Lamenté haberte conocido
y socavé mis buenas razones
para acercarte al buen juicio
y alejarte de mis emociones.
No obstante he de agradecerte
las palabras que me diste
¡Las musas fueron tu fuerte!
tus virtudes fueron mi dique.
esos momentos de tranquilidad
después de todo haces arte:
La artesanía de la paz.
Por eso ganaste más batallas
de las que hoy puedo admitir,
mas ahora la guerra es de mi talla
y te juro que vas a morir.
“Sólo me queda el
consuelo
de por fin dejarte ir…”
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