miércoles, 20 de marzo de 2013

La hora de llegar



Por la acera se oyen pasos
es de noche en la ciudad
alguien va como hombros gachos
mientras habla en soledad,
va despacio porque ahora
no es la hora de llegar.

Tras de si arrastra una sombra
de color crudo verdad
dulce fruto de las horas
pasadas con nadie más,
sólo quedan los destellos
del letrero de algún bar.

En otro lugar del mundo,
no lejos en realidad,
alguien va meciendo el aire
y camina sin mirar,
va despacio porque ahora
no es la hora de llegar.

Nubes grises y farolas
hacen difícil mirar
las estrellas que se alojan
en algún otro lugar,
sólo quedan las miradas
que le siguen al pasar.

Sobre un charco manchado de aceite verán
el reflejo de rostros que han debido amar
se paraliza el tiempo en un leve compás
si a los ojos se miran será hora de llegar.


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