Hay un escudo que clama
ser pendido entre borlones
como señor de su casa
donde airear sus colores.
Hay un estandarte inerte
que busca retales y viento
para bailar mientras pende
de su altura un juramento.
Déjame volver a ser quien fui
y en soledad poder encontrarme,
lamerme las heridas que recibí
y de su cicatriz
hacer bálsamo de vinagre.
Hay una armadura y óxido
donde debiera haber un guerrero,
un lucero en un presidio,
una pluma y un tintero.
Hay un recuerdo flotando
entre una niebla muy espesa
un candil busca encontrarlo
y un asesino se presta.
De suicidio habló el sereno,
pues quien murió fue la esperanza,
se fue de noche, en silencio,
pero queda su fantasma.
Déjame volver a ser quien fui
y en soledad poder encontrarme
lamerme las heridas que recibí
y de su cicatriz
hacer bálsamo de vinagre.
viernes, 9 de marzo de 2012
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