Los peces no pueden llorar:
El agua anega sus lágrimas.
Jamás podrán expresar
La melancolía de sus almas.
Pese a que la pena
No pueda ahogar
Sus mentes desmemoriadas,
Al recordar que no pueden llorar,
La mar se vuelve más salada.
Ni un suspiro por sus bocas,
Ni un abrazo de reconciliación,
Ni la risa de un niño,
Ni un llanto de desesperación.
Los peces no pueden llorar,
Es por ello que no recuerdan.
Porque llorar es recordar,
Que la vida es una mierda.
De sur a norte de la tuya
que Cordobita la Llana llaman
vistes de gente y de lucha:
Añoranza de tierra y alma.
Río y lento por tu andadura
por nombre te apellidaran
los moros que en tu floritura
vieron mil estrellas caladas.
Eres tierra de sol que indultas
las penas por no ser dadas
al éxodo y sus amarguras,
cuando éste es forzada andanza.
En tus copas hacen su cuna
aves que son esteparias
la cigüeña, avutarda y grulla
encuentran su sitio en tus charcas
aledañas a Fuente Obejuna
y sus aldeas no muy lejanas.
Tu sierra fue de bandoleros
que antaño allí cabalgaran
de todos ellos el más bueno
Tempranillo por nombre le daban:
De lo alto cogía el sustento
y a lo bajo luego lo daba
por ello cobijo le dieron
mas su hogar fue siempre tu algaba:
Bosque serrano de pardo suelo,
de pinos, adelfas, zarzas,
coscojas, madroños y fresnos
y ese árbol de fruta parda:
Suspiro y quejido del cerdo.
Tus venas de espuma blanca
burbujean en tu cuerpo
siendo el tuyo lecho amalgama
de gentes, cultura e ingenio,
si por tus entrañas llegaran
se quedan hoy por tu cielo
y esas gentes emigradas
sueñan con verte de nuevo.
Valle de luz y dehesas largas,
valle de pala, pico y minero
¡Valle que antaño fueras monarca
de una industria ya en recuerdo!
para nosotros, que somos tu alma,
siempre serás nuestro regreso.
